Victoria nació y creció en Señuela. Es una mujer fuerte, con un grandísimo sentido del humor y con una energía envidiable. La tarde que llegamos al pueblo, nos la encontramos con parte de su familia. Estaban disfrutando de una merienda, mientras su nieta Claudia, hacía una pequeña demostración de sus nociones de patinaje artístico, en el planché de hormigón del frontón del pueblo. Un planché, que por lo visto, hacía pocos años lo habían puesto. De ahí nos invitaron a disfrutar de la puesta de sol desde las antiguas eras. Fue un inicio de estancia inolvidable.
Al día siguiente nos sorprendimos al verla arremangada y con ropa de trabajo color blanco polvo. Andaba de un lado para otro con una carretilla de obra cargada de maderas viejas, acompañada de su inseparable Noa, la perra alarma, y de su otra nieta Sofía. Estaban rehabilitando la antigua casa familiar. Nos enseñó la obra y nos explicó cómo era la casa antiguamente. Por lo visto, durante la semana, los albañiles avanzaban a su ritmo, pero los fines de semana era su turno. Su turno y el de su hijo y su nuera, electricista él y arquitecta ella. Un buen equipo que asume el reto con dedicación y esfuerzo. Están convirtiendo la vieja edificación, en un lugar de encuentro para la familia, que esperemos puedan disfrutar durante muchísimos años.