Miguel es un niño feliz.
Vino junto con su tía porque no pudo esperar para venir con su madre a hacerse el retrato. Es la definición por antonomasia de niño extrovertido. No hay en el pueblo nadie con quien se cruce a quien no le diga algo o espere del contrario lo mismo, un saludo, una pregunta, lo que sea.
Le encanta irse con su abuelo y los amigos de este, a pasar el rato a la plaza. Nos contó su madre que suele decirle: “me voy con mis amigos los mayores”. Por supuesto, con su bastón y su gorra, como ellos. Es un niño alegre que disfruta de las tradiciones del pueblo, como son la Semana Santa, tocar el tambor, el garrió (la zambomba), etc. Le gusta disfrazarse y jugar a ser cura, aunque no le cuadra eso de que no tengan mujer.
En cuanto se hizo el retrato, fue mesa por mesa de la terraza próxima enseñándosela a todos los vecinos y vecinas. Miguel es todo un personaje a quien nos alegra haber conocido.