Iker pasó a fotografiarse por la Bitxa como cualquier otro habitante de Arama. Simpático, se dejó retratar de manera muy natural y con gran seguridad. Después de que se fuera supimos que Iker se apellidaba Irribarria, el apellido que está en la espalda de su camiseta y por el que se le conoce en el mundo de la pelota vasca. Un gran pelotari que con 19 años se convirtió en el más joven de la historia en ganar la Txapela del Manomanista, es decir, en proclamarse campeón en una de las modalidades de pelota vasca.
No hay un pueblo en toda Gipuzkoa, por pequeño que sea, que no tenga un frontón y es que la Pelota vasca antiguamente era un juego tradicional. Hoy en día ha adquirido un gran rigor deportivo con una amplia estructura organizativa: federaciones, empresas, grupos de tecnificación, escuelas de pelota, así como actividad profesional, en algunas de sus modalidades.
La actitud de Iker nos gustó. Fue lo que es, un habitante más del pueblo.