Compartimos muy buen rato de charla antes de hacerle el retrato. Ella tranquila y sentada en su andador del que no se separa. Ha tenido varios incidentes en las piernas y cadera, que le han hecho depender del aparato que tan bien maneja. Nos dijo que nació, vive y morirá en el pueblo. Casi las únicas veces que ha salido del pueblo ha sido por causa mayor, como cuando le tuvieron que operar de la cadera. Tres meses ingresada en el hospital, nos contaba, la vez que pasó más tiempo fuera del pueblo.
Con sus más de 90 años, nos contaba con gracia, sus hazañas cosiendo con la máquina de coser, se le iluminaban los ojos al hablar del tema. Toda su ropa se la ha hecho ella, casi desde que tiene memoria, como la blusa que lleva en la foto. Nos contó las diferentes máquinas de coser que ha tenido, el cómo han llegado a su casa y de lo que ha sido capaz de hacer con ellas. Dice que, aunque las manos no son las mismas, sigue cosiendo y arreglando ropa para ella o para otras personas. A su nieta siempre le pide que cuando venga al pueblo, le traiga cosas para arreglar. De hecho, para su estancia en el hospital pidió que le trajeran la máquina de coser en vista de los largos días que le esperaban de reposo. Nos contaba riendo, que el vaivén de los pedales de la máquina de coser que más usa, le van bien para hacer ejercicio en las piernas.
Según ella, el secreto para ser la mayor del pueblo, consiste en tener buen humor y ser alegre, así de sencillo.
Sin duda una mujer a la que escuchar y aprender mucho.