Cuando Ceci se acercó a retratarse acompañada de su hija, no había nadie más esperando a ser retratado y esto nos dio la oportunidad de poder conversar con ella durante un buen rato.
A sus 80 y muchos años, y con la memoria fresca, nos estuvo relatando cómo era la vida antes en Villegas.
Nos contó, que cuando ella era niña, era habitual que las familias tuvieran 5, 6 o 7 hijos, y cómo todos ayudaban a segar, a carrear de madrugada, nos contó que a partir del 1 de mayo, iban a los campos con una hazadilla a quitar los cardos, para que no le quitara los jugos de la tierra al trigo. Los cultivos habituales, eran el trigo, la avena, los yeros o la cebada, esta última para los animales de casa. Porque, quien más quien menos, tenía unas pocas ovejas en casa, para queso y disponer de un lechoncito de vez en cuando.
También nos contó, que cuando venía un nublado, se decía, «que no traiga piedra», porque sino los granizos aplastaban los trigos. Y, por lo que nos han contado en el pueblo, era habitual campanear para disuadir estos nublados.
Ella misma nos decía muy consciente, de que todo ha ido evolucionando a mejor; la vida de antes era muy dura, nos decía. Les tocó trabajar mucho y pasar muchos fríos y muchos calores. Eso sí, con ilusión. En su opinión, eran más felices que ahora, que cuanto más tenemos, más queremos.
Ceci utilizaba expresiones y palabras poco comunes para nosotros, que disfrutamos de escuchar, mientras nos describía un mundo lejano que ya no existe. Gracias Ceci por compartirnos cómo era la vida de entonces.