Alberto ha sido nuestro gran aliado en el pueblo. Los últimos días nos confesó que le dimos algo de pena cuando, tras llevar dos días instalados en la plaza, habíamos hecho pocos retratos, y es que cada pueblo tiene su ritmo. Tomó la iniciativa, fotografío el conjunto de retratos que habíamos puesto en la exposición y lo compartió en el grupo de Whatsapp del pueblo para incentivar la participación de sus vecinos. Ahí cambió todo.
Él es oriundo de Mondragón y, aunque hace más de 20 años que vive con su familia en Orexa, siempre seguirá siendo “el de Mondra”. Eso nos hizo reflexionar sobre lo que significa “ser del pueblo”. ¿Lo es el que ha nacido? ¿El que reside? Y nos surgieron más preguntas: ¿Es más del pueblo uno nacido en el pueblo que otro venido de fuera y que aporta mucho a la comunidad?
Todas estas preguntas, y otras más, las compartimos con algunos habitantes del pueblo. Hubo todo tipo de respuestas, pero la respuesta general y nuestra conclusión en particular es que la infancia es lo que nos marca nuestro lugar de origen. Nuestras raíces se crean en ese entonces. La conexión entre recuerdos, sentimientos y lugar es lo que te hace pertenecer a un lugar y no a otro.